BUSCAN EN NEUQUÉN A UN JOVEN DE 25 AÑOS Y SU PADRE CREE QUE LO MATARON: «TENÍA PROBLEMAS CON UN POLICÍA»

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Un joven de 25 años está desaparecido desde el miércoles pasado en Neuquén y todas las sospechas apuntan a un antiguo problema que mantuvo con un policía. Su familia teme lo peor, luego de haber encontrado perdida una bota que le pertenece.

Se trata de Juan Guillermo Sepúlveda, padre de dos nenes de 4 y 5 años, quien fue visto por última vez el miércoles pasado y es intensamente buscado a caballo por sus amigos en la localidad de Senillosa, ubicada a 40 kilómetros de la capital provincial.

Lo último que se sabe del joven es que había ido a cobrar un dinero a la casa de un vecino situada en las inmediaciones de la comisaría y el municipio. El hombre en cuestión acreditó que le pagó el dinero y explicó que luego le perdió el rastro.

En las últimas horas, los propios familiares encontraron una bota que le pertenecía al hombre cerca de una chacra a la que se dirigía por última vez. Además, vieron manchas de sangre junto a un árbol y esperan determinar si son del joven desaparecido.

Los hallazgos no son optimistas, más si se tiene en cuenta que el padre de Sepúlveda contó al medio neuquino La Mañana que su hijo “tenía problemas de vieja data con un efectivo policial”.

“Nos encontramos con una bota cerca de un canal y un alambre de esos que se usan para atar fardos. También manchas de sangre cerca del puente que va a la cárcel. Pero los perros que pasaron por ahí no le dan bolilla ni a la bota ni a las manchas de sangre. Pasan de largo hasta llegar a la Ruta 22 donde hay un canal chico. Ahí se pierde el rastro”, reveló.

Tras casi cinco días sin novedades de su hijo, Juan Guillermo Sepúlveda (padre), teme lo peor: “Yo creo que me lo mataron”.

Sebastián, el hermano del joven desaparecido, contó que por el momento no tiene novedades y explicó cómo fueron las últimas horas antes de confirmar su desaparición: “Andaba con su celular. Lo llamamos hasta las 11 -del miércoles- y sonaba. Ya después comenzó a dar apagado”.

Y pese a que quiere ser optimista, el hombre piensa lo peor: “A nosotros -la familia- nos cierra que donde está la bota lo levantaron. Ojalá que no, pero todo marca que sí”.

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