Estas colas humanas son extremadamente infrecuentes y generalmente se diagnostican después del nacimiento, sin antecedentes prenatales o familiares asociados.
En una investigación de 2020, que recopiló informes de casos en inglés, francés, japonés, italiano y alemán, solo se identificaron 195 casos de colas humanas hasta 2017. Por ello, este reciente caso mexicano ha causado revuelo.
Una bebé nació con una cola de casi seis centímetros de largo en el estado de Nuevo León, México. Esto, según el Journal of Pediatric Surgery Case Reports, una publicación médica que le dio seguimiento al caso.
Al parecer, el caso de esta recién nacida que llegó al mundo a través de una cesárea se dio en un hospital rural que se halla en el noreste del estado de Nuevo León. Según el historial familiar, sus padres cuentan con buena salud y no son consanguíneos, primos o algo así. Además, la madre ya tuvo un embarazo previo que culminó con un niño totalmente sano.
El Journal of Pediatric Surgery Case Reports, señala que el embarazo de nueve meses de la madre se dio de principio a fin sin complicaciones. También se asegura que los médicos no expusieron a la bebé a radiación o a teratógenos, que puedan producir consecuencias congénitas.
Como bien se indicó al inicio, con este tipo de casos, los médicos no pudieron detectar nada previamente durante el embarazo. Fue hasta que nació que se observó que la recién nacida tenía una cola de 5.7 centímetros de largo y entre 3 y 5 mm de diámetro. De acuerdo con los especialistas, la malformación se ubicaba en la hendidura interglútea.
Los médicos describieron a la cola de la recién nacida con pelo fino, con piel suave. Además, se podía mover. Los médicos la examinaron con mayor detenimiento, y procedieron a pincharla con una aguja para verificar si tenía efectos sobre la bebé. En efecto, la recién nacida lloró al sentir la aguja.
Los especialistas comenzaron a realizar múltiples pruebas a la cola de la bebé. Al final los se descartaron irregularidades, o afectaciones al cuerpo. También se le efectuó una ecografía abdominal y otros estudios que descartaron malformaciones en los órganos de la menor.
Dos meses después de que a la menor la dieron de alta, fue nuevamente valorada por especialistas. Durante ese tiempo la cola creció 0.8 centímetros. Por ello, se tomó la decisión de extirparla y reconstruir la zona a afectada.
Una vez que los especialistas extirparon la cola, los expertos sometieron a la cola a nuevas pruebas. Se reveló que contenía tejido blando, fibroadiposo, estructuras vasculares y nerviosas cubiertas por piel sin ningún tipo de alteraciones.
La menor, tras haberle extirpado la cola, no presentó ningún tipo de alteración o complicación en su cuerpo y estado de salud.