LA HISTORIA DE LA BEBA QUE NACIÓ EN MEDIO DEL SISMO Y AÚN ESTABA UNIDA A SU MAMÁ MUERTA POR EL CORDÓN UMBILICAL

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Aya es una palabra árabe que significa “milagro”. Es también el nombre que un médico le puso a una beba que nació en pleno terremoto en la ciudad siria de Jindris y sobrevivió cerca de 10 horas bajo los escombros.

Afraa Abu Hadiya, la madre de Aya, murió tras dar a luz. El temblor de magnitud 7,8 que dejó más de 40.000 muertos provocó el derrumbe del edificio de cinco pisos en el que vivía la familia de la nena. También murieron su padre y sus cuatro hermanos. Cuando la encontraron, la pequeña aún estaba unida por el cordón umbilical a su mamá.

“Oímos una voz mientras cavábamos. Limpiamos el polvo y encontramos a la bebé con el cordón umbilical, así que lo cortamos y mi primo la llevó al hospital”, contó un pariente.

La llevaron de urgencia al hospital de la ciudad cercana de Afrin, en la región de Alepo. “Llegó en muy mal estado, tenía golpes, moretones, mucho frío y apenas respiraba”, dijo a la BBC el pediatra que la atendió, Hani Marouf.

Sin embargo, su estado fue mejorando día a día y la beba no sufrió ningún daño en la columna, como se temía al principio.

El caso de Aya provocó tal sensación que miles de personas llamaron al hospital para adoptarla, dijo el doctor Khalid Attiah, director del hospital y quien le puso el nombre de Aya.

También se habló de intento de secuestros. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos emitió un comunicado este miércoles en el que denunció que un grupo armado irrumpió en el hospital con la intención de raptarla. Esto habría sucedido en hasta tres ocasiones en menos de 48 horas. La ONG afirma que hay motivos económicos detrás de estos intentos de secuestro, llegándose a ofrecer “millones de dólares”. También se los vinculó al presidente Bashar al Assad.

Sin embargo, el director de salud del hospital, el Dr. Ahmad Hajj Hassan, negó a la BBC que el intento de secuestro frustrado haya sucedido, aunque reconoció que si hubo un incidente violento en el hospital de Afrin. “Las acusaciones de secuestro fueron un malentendido. Este fue un problema totalmente interno relacionado con el hospital y no tenía conexión alguna con el bebé”, sostuvo. Al parecer, un enfermero despedido habría vuelto acompañado por hombres armados para exigir su reintegro.

En los últimos días, la propia esposa de Attiah amamantó a la “beba del milagro”. Se dio la casualidad de que el matrimonio tiene una hija apenas cuatro meses mayor que Aya. Attiah también dijo que hará todo lo posible para garantizar su seguridad. “No permitiré que nadie la adopte ahora. Hasta que vuelva su familia lejana, la trataré como a una de los míos”, aseguró el médico.

Cando salga del hospital se quedará al cargo de su tío abuelo, Salah al-Badran, según el diario The Guardian.

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